La guía ha sido presentada por Dr. José Luis Llisterri, presidente de SEMERGEN, junto a los doctores José Manuel Fernández y María Luisa López Díaz-Ufano, coordinador y miembro del Grupo de Trabajo de Nutrición de SEMERGEN, respectivamente.
En palabras Jose Luis Llisterri “se trata de una guía basada en las últimas evidencias científicas sobre la relación entre la carne de vacuno y la salud”, cuyo principal objetivo es desterrar los falsos mitos que giran en torno al consumo de carne de vacuno, a la a la vez que servir de pauta a los profesionales de atención primaria.
La principal conclusión es que la carne de vacuno es un alimento saludable en el marco de una dieta variada y equilibrada, cuyo consumo es fundamental en todas las etapas de la vida al ser un alimento rico en proteínas de alto valor biológico (con presencia de aminoácidos esenciales), y aporte en vitaminas del grupo B y minerales, como hierro, potasio, fósforo y zinc. “La carne de vacuno aporta proteínas de alto valor biológico de especial importancia durante la etapa infantil, la adolescencia, la gestación, en los mayores y en los deportistas”, ha explicado el doctor Llisterri. Además, ha añadido la doctora López Díaz-Ufano, “la deficiencia en el aporte dietético de hierro es uno de los problemas nutricionales más comunes, que aparece especialmente en mujeres en edad fértil y niños”.
Frecuencia de consumo y técnica de cocinado
En los últimos años el consumo de carnes ha generado mucha controversia a raíz de la aparición de diversos estudios que vinculan el consumo de carne con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cáncer colorrectal. Ahora bien, han explicado los doctores “no se han encontrado estudios determinantes sobre la relación entre la incidencia de cáncer y el consumo de carne roja, entre la que se encuentra la carne de vacuno”.
Con respecto a la relación entre la ingesta de carne roja y riesgo cardiovascular “un consumo moderado de hasta 3-4 raciones de 150 gr por semana no incrementa el riesgo”. La clave está en la elección de los cortes, siendo recomendable escoger siempre piezas magras, así como en la técnica de cocinado.
Como norma general debe evitarse el contacto directo con el fuego o frituras, desaconsejándose los métodos de cocinado que ennegrezcan la carne o favorezcan la aparición de zonas quemadas.