La llegada del calor estival obliga a extremar las precauciones en la cocina, sobre todo en lo que hace referencia a la conservación de alimentos. Esto es así porque, como recuerdan desde la plataforma Carne y Salud, las altas temperaturas pueden provocar la aparición de microorganismos, lo que invita a tomar las precauciones necesarias para que nuestra salud no se vea perjudicada.
La carne no se libra de los efectos de las altas temperaturas. Por ello, Carne y Salud nos acerca una serie de pequeñas medidas cotidianas a tener en cuenta para que la carne permanezca perfectamente conservada también durante el verano.
Así, en primer lugar, es importante no romper la cadena de frío, cuestión primordial en seguridad alimentaria. De esta manera, se evita el crecimiento de esos microorganismos que pueden provocar un deterioro del producto y la aparición de enfermedades si se consume.
En cuanto a la carne picada o los productos elaborados con carne picada, deben conservarse por debajo de los 2ºC o los 4ºC, respectivamente. En el caso de optar por el congelado, el producto debe permanecer bajo los -18ºC. Avisan desde Carne y Salud que con la carne picada debe extremarse el cuidado con su manipulación y cocinarla completamente antes de ingerirla.
Las propiedades de un alimento fresco como la carne permanecen intactas hasta el octavo día, por lo que hay que tener en cuenta que, al adquirirla en los supermercados, pueden llevar ya tres o cuatro días almacenada o refrigerada.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que la zona más recomendable del frigorífico para guardar la carne es la parte baja del mismo, por ser la más fría y por evitar que el líquido que pueda soltar la pieza caiga sobre otros alimentos.
Unos líquidos que, por cierto, son fuente de bacterias, por lo que es importante eliminar todo rastro de esos jugos de la carne antes de introducirla en el frigorífico.
Asimismo, indican desde Carne y Salud que debe evitarse lavar la carne justo antes de cocinar, pues las salpicaduras pueden extender las bacterias a otros alimentos o utensilios de cocina que se estén utilizando en ese momento.
Por último, se aconseja guardar las piezas de carne en recipientes limpios con cierre hermético que impidan el acceso de microorganismos ajenos, retirando antes cualquier envoltorio, salvo en el caso de que el producto esté envasado en bandeja, ya que esta está previamente tratada.