El vacuno de carne es uno de los sectores productivos más importante de España con un valor de producción de más de 3.300 millones de euros al año. Si bien requiere de relevo generacional y de emprendimiento, ha demostrado ser siempre un exponente esencial en el mundo rural, tanto para la vertebración social, como territorial. No en vano, se trata de un sector que da trabajo a más de 100.000 personas en España de forma directa y en consecuencia, cobra una gran importancia a la hora de combatir el despoblamiento rural. PROVACUNO presenta una radiografía de cómo se encuentra a día de hoy.
Con la llegada del buen clima, la gente se desplaza más a menudo al campo en su tiempo libre y da la impresión de que las zonas rurales se encuentran súper pobladas durante varios meses, pero se trata de un espejismo y la realidad es muy distinta. Si bien el medio rural ocupa el 90% del territorio, solo el 20% de la población española vive en el campo, según datos del Banco Mundial, y la mayor parte de este porcentaje se encarga de conservar el rico patrimonio natural de España, su valiosa biodiversidad y, además, abastecer a la sociedad de alimentos seguros y de calidad para consumir diariamente, entre ellos la carne de vacuno. “Es por ello, que todos los profesionales involucrados en el medio rural, forman una parte muy importante de nuestra salud”, asegura Javier López, director de PROVACUNO.
En este sentido, PROVACUNO, la Organización Interprofesional de la Carne de Vacuno, quiere hacer una llamada de atención sobre la importancia del mundo rural para la vertebración social y territorial. El despoblamiento y envejecimiento de muchas zonas del territorio español es uno de los principales problemas del mundo rural y también de todo el país.
Especialmente para la carne de vacuno, cuyo valor supone más de 3.300 millones de euros al año y representa, en volumen, el tercer sector productivo cárnico más importante de España, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. La importancia de la economía en el mundo rural pasa por la ganadería, que dentro del sector de alimentación ocupa el primer lugar, con una cifra de negocio de más de 26.000 millones de euros, el 22% de todo el sector alimentario español. Con estas cifras, bien vale la pena preservar y fomentar el emprendimiento sectorial entre los jóvenes.
Actualmente, uno de los principales problemas de la ganadería es el relevo generacional, relacionado con el despoblamiento rural, más pronunciado en Comunidades Autónomas como Castilla-La Mancha, donde se registra la menor densidad de población por km² de toda España (26 habitantes por km²), y en la que el 70% de los pueblos aglutinan solo el 8% de la población total de la región.
En el caso de las zonas del Norte, la situación es similar. Almudena Méndez vive en Somiedo (Asturias), tiene 20 años y ayuda desde siempre a sus padres con la ganadería. Es su vida y tiene claro que no quiere cambiar de oficio, aunque asegura que “para poder mantener el negocio del vacuno de carne, se necesitan llevar a cabo cambios en la Política Agrícola Común de la Unión Europea”, explica Almudena, quien añade: “Quieren que la gente joven tome el relevo y que venga gente de fuera, pero se necesita más apoyo y más inversión”.
Javier López por su parte, explica que “este oficio es puramente vocacional porque requiere de una gran dedicación y no entiende de fines de semana o periodos vacacionales, pero es muy valioso para toda la sociedad porque suministra una parte muy importante de nuestra alimentación. Por lo que, conlleva una gran responsabilidad”.
España, referencia mundial en la producción de carne de vacuno de alta calidad
En el caso de Almudena, su familia tiene 180 cabezas de ganado y todos los beneficios que perciben lo destinan únicamente a las vacas. No en vano, en España se producen más de 650.000 toneladas de carne de vacuno al año, es el 14º país que más exporta del mundo y el 6º de la UE.
El vacuno de carne cuenta con un tejido industrial formado por unas 3.000 empresas, distribuidas por toda la geografía española, gran parte de ellas situadas en zonas rurales. “Actualmente, hay mucha gente interesada en el sector pero el nivel de inversión requerido es muy alto para empezar de cero y se necesita asesoramiento. Es por lo que la mayoría de las explotaciones son herencias familiares”, explica Javier López. Y añade, “por esto se debe aprovechar para mitigar los estragos del despoblamiento rural, poniendo facilidades a la inversión”.
Por su parte, Almudena afirma: “El sector de la carne de vacuno debe vivirse y trabajarse para entenderlo. He aprendido que sin el medio rural no hay futuro posible. Lo que comemos y somos es gracias al campo, aunque tengo claro que sin el apoyo de mis padres no habría podido dar continuidad a este oficio”. Un trabajo que tradicionalmente ha dado más visibilidad a los hombres que a las mujeres, si bien ellas siempre han estado presentes, y según Almudena, son cada vez más. “En mi caso, formo parte de una asociación de ganaderas asturianas y somos aproximadamente 100 de todas las edades”.
A la hora de pensar en puestos de trabajo, el sector del vacuno da empleo directo a más de 100.000 personas a nivel nacional, lo que implica el 24% de la ocupación total de la industria alimentaria española. Un dato nada desdeñable que pone de manifiesto la responsabilidad social y política que existe con este sector asentado en el campo.
Según datos del Banco Mundial, todo apunta que la brecha entre la población rural y urbana seguirá ampliándose en las próximas décadas, lo que implica la necesidad de actuar con ayudas que fomenten directamente la actividad ganadera e impliquen al sector joven de la población. Jóvenes que, como Almudena, apuestan por continuar la producción de una carne de vacuno reconocida a nivel mundial, mientras contribuye a preservar la biodiversidad, el tejido social y la cohesión territorial de España.