Madrid 14 de junio de 2017.- Tanto la legislación nacional como la de la UE definen con claridad los distintos derivados cárnicos que se producen en la UE precisando sus requisitos de composición e información obligatoria al consumidor.
De acuerdo con esta normativa, se distinguen tres tipos de derivados cárnicos que, siendo similares, el consumidor debe conocer y distinguir:
Cada consumidor debe elegir el producto que más se acerque a sus necesidades, teniendo en cuenta la vida útil del mismo, tiempo que va a tardar en utilizarlo, tratamiento culinario, etc…
Conviene recordar que todos los aditivos utilizados en los productos alimenticios han sido autorizados y evaluados permanentemente por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que sólo permite su empleo si el aditivo es seguro para la salud pública y presenta ventajas adicionales de protección al consumidor frente al crecimiento de microorganismos patógenos que planteen un riesgo para la salud.
Respecto al etiquetado de los productos, la normativa europea, de aplicación uniforme en todos los Estados miembros, exige que el etiquetado sea claramente visible, legible e indeleble, con una serie de contenidos mínimos como son la denominación de venta, lista completa de ingredientes (incluyendo la especie/s animal de la que proceden la carne/s), fecha de consumo, condiciones de conservación, etc…
Los ingredientes del producto que se indiquen en la denominación de venta, deben cuantificarse en forma de porcentaje sobre el total del producto terminado, bien en la propia denominación de venta o en la lista de ingredientes
Existen todas las garantías por parte del sector cárnico para que el consumidor pueda estar tranquilo ante cualquier producto, ya que están avalados por el buen hacer de los fabricantes y por los mecanismos de control de la UE, que son de los más estrictos del mundo. El sector cárnico invierte grandes recursos en I+D+i para mejorar la salud y la calidad de vida de los ciudadanos a través de la innovación en los productos cárnicos.
PROVACUNO y todo el sector cárnico trabajan acordes a los estándares de calidad y control exigidos desde la Unión Europea y el Modelo de Producción Europeo, en estrecha colaboración con las Administraciones.
El sector promueve una cadena agroalimentaria sostenible, con productos correctamente etiquetados y conformes a la estricta normativa europea y española, con el fin de que los consumidores dispongan de toda la información que tienen derecho a recibir y que es necesaria de cara a una alimentación sana y equilibrada.
En su compromiso con la seguridad alimentaria y la trasparencia Provacuno promueve una cadena agroalimentaria sostenible y un etiquetado claro, que permita a los consumidores estar absolutamente informados sobre los productos que forman parte de su dieta.
* Consultar legislación en documento anexo a la nota